Procedente de una familia humilde de Chancón, Salvita, como le decían sus amigos, quedó ciego a muy corta edad. Este problema no fue impedimento para que lograra aprender a tocar la guitarra y convertirse en un destacado músico popular, con un vasto conocimiento de la tradición campesina
José Ortiz Sepúlveda, miembro del Centro de Estudios de Cultura Tradicional, se refiere a Salvador Pérez Medina con estas palabras:
La poesía de Salvita se entrelaza con el relato de historias, leyendas, dichos, adivinanzas, relauches y la infinitud de la oralidad campesina. Su canto se teje entre la siembra y la cosecha; entre los dolores y las alegrías de su pueblo; y se acompaña con el coro de amanecida de las aves y el bálsamo del aroma de boldos, quillayes y litres de su querido Chancón. Toda su vida está marcada por su profunda Fe cristiana que se manifiestó públicamente dirigiendo el canto de la Misa dominical en la Capilla de Chancón y en el oficio de Santiguador.
Siempre alegre y de un porfiado sentido del humor. Nunca se quejó de nada ni de nadie. Ni siquiera su delicada salud fue una excusa para recriminaciones; lo asumió como una prueba de Dios, con una extraordinaria muestra de santidad. Un hombre bueno con alma de niño, Salvita nos hereda cómo vivir la Fe con Amor a la vida, en la Esperanza del encuentro definitivo con Dios.
(Diario El Rancagüino, Mayo 10, 2011)
Javier Peña, joven poeta popular conocido como “El Quiltro” compuso unos versos para Salvita que fueron entonados por su compañera, Daniela Sepúlveda, en el día de la inauguración del Rincón Lector
Mi encordada en notas llora
Tu partida viejo niño
Que me hablaste con cariño
De la vida en buena hora
Mi homenaje no demora
Y por ti quiero contarles
A los presentes contarles
De tu hermosa amistad
Que entregaste con verdad
De Salvita hoy hablarles
En la cama y postrado
Comenzaste el mes de agosto
Degustamos de tu mosto
En el canto improvisado
Hablaste con gran agrado
De esos viejos payadores
Nos contaste los rumores
De tu vida y tus pesares
De las dichas y cantares
De amigos y cantores
Por segunda vez partimos
A tu encuentro a Chancón
Con guitarra y guitarrón
Fue sorpresa lo que vimos
Esa tarde compartimos
Para el alma alimentos
Nos hablaste muy contento
Con fuerzas e inspirado
El tiempo había pasado
Y reías sin lamento
En mi casa y con guitarra
Cantaste viejas canciones
Liberaste emociones
Animando aquella farra
La gente te hizo barra
Hasta el cansancio tú hablaste
Esa tarde que alargaste
De los amigos hablando
Con música recordando
Pensativo me dejaste.
No hace mucho por tu casa
Una doctora te hablaba
Y cantando contestabas
Veremos ya lo que pasa
Tu alegría no fue escasa
Y esa tarde entre leseo
Disfrutamos del causeo
Preparado con cariño
Por tu hermana a su niño
Como un último recreo
Me has dejado la enseñanza
De querer a los amigos
Ya que si es fuerte el trigo
Ha valido la labranza
No hay mejor que la esperanza
De amistades que caminan
Que cantando nos destinas
A una vida de pureza
Me despido sin tristeza
Salvador Pérez Medina